sábado, 5 de diciembre de 2015

Escritura de las expresiones musicales (I). Las notas musicales.

Como no podía ser de otra manera, voy a introducir en esta primera entrada algunos aspectos básicos de la ortotipografía musical, un campo muy interesante y extenso y al que dedicaré varios artículos (si  ya estáis familiarizados con el mundo de la música, sabréis de la falta de unificación que existe en la escritura de las expresiones musicales en general).

Hoy me voy a referir en concreto a la escritura de las notas musicales, aspecto en el que, afortunadamente, sí que parece haber consenso entre las obras de referencia.

Las notas musicales, tal y como prescribe la Ortografía de la lengua española, se escriben en minúscula y en redonda, ya que son nombres comunes. Así, debemos escribir la escala musical de este modo: do, re, mi, fa, sol, la, si.

Bien, hasta aquí parece sencillo. ¿De dónde nace entonces la confusión? Pues precisamente del sistema de notación musical anglosajón, que asigna a cada nota musical una letra mayúscula en una serie que sigue el orden del alfabeto: A (la), B (si), C (do), D (re), E (mi), F (fa), G (sol). 

Como muchas de las partituras y de los libros que se emplean en las instituciones académicas proceden del mundo anglosajón, tradicionalmente hemos tendido a fusionar ambos sistemas de notación y a escribir en mayúscula nuestras notas musicales (*Do, *Re, *Mi, etc.). Pero este, como digo, es un uso incorrecto y debe evitarse siempre.

Consecuentemente, las tonalidades también se deben escribir en minúscula y en redonda, de este modo: do mayor, fa sostenido menor, re bemol mayor. En el caso de las tonalidades también se ha producido una mezcla entre ambos sistemas, ya que en el anglosajón la naturaleza mayor o menor de un acorde se abrevia con la letra M (mayor) o m (menor). Debido a esto, es muy frecuente encontrar ejemplos como Sonata en Fa Mayor, cuando debería escribirse Sonata en fa mayor, independientemente de la naturaleza de la tonalidad.

Dicho esto, las notas musicales pueden ser escritas en cursiva cuando les sigue una nota aclaratoria sobre ellas o cualquier otra mención definitoria o explicativa, como ocurre, por ejemplo, en la siguiente frase: «Este pasaje es muy difícil de afinar. El si siempre tiende a quedar bajo».